Las emociones juegan son fundamentales en la vida de los seres humanos, puesto que influyen notoriamente en la toma de decisiones, el comportamiento o pensamiento ante determinadas situaciones.
De allí, la importancia de sentir emociones, analizarlas y comprender por qué ocurren para tener un mayor control de la vida en general.
El “embotellar” emociones
El embotellamiento de las emociones es una frase común que hace referencia a reprimir, ignorar o negar las emociones, especialmente las emociones fuertes que pueden llegar a abrumar. Si bien esta es un hábito común en algunas personas, no quiere decir que sea saludable, con el paso del tiempo, pueden afectar el bienestar físico, social, laboral, familiar y emocional de la persona.
Existen varios signos para identificar la represión emocional. El primero, y el más común, son los comportamientos evitativos en cuanto a situaciones conflictivas para evitar experimentar determinadas emociones. Otras señales del embotellamiento emocional es la dificultad al momento de expresar las emociones, escapando de la vulnerabilidad emocional, así como también las reacciones exageradas frecuentes, donde la persona explota por motivos mínimos.
Por otra parte, las señales físicas más comunes son la presencia de dolores de cabeza y migrañas crónicas a causa del estrés, como consecuencia de reprimir las emociones. Asimismo, una persona también puede presentar problemas digestivos como respuesta a una mala gestión de las emociones fuertes.
¿Cómo liberar las emociones?
Es un hecho que las emociones, sin importar si son positivas o negativas, deben sentirse y liberarse para evitar consecuencias a largo plazo. El primer paso para liberar las emociones es darles la importancia que merecen, ya que, al dejarlas fluir y experimentarlas, la persona podrá expresarse mejor y tener una mayor capacidad de decisión.
Se debe actuar y expresarse con plena conciencia, teniendo en cuenta a las personas del entorno. Por otra parte, es importante escoger un lugar agradable y seguro para desahogar las emociones fuertes, para casos en los que convenga no expresarlas momentáneamente por diferentes motivos, de manera que se posponga para otro momento o contexto.
Por último, hay que evitar darle muchas vueltas a un mismo pensamiento o emoción. Se ha demostrado que, cuando las emociones pasan los 90 segundos, tienden a mantenerse desde la mente, lo que abre paso a las emociones provocadas por pensamientos o ideas creadas por la persona, que no están necesariamente relacionadas con los hechos que ocurren alrededor y que pueden causar más daño que bien.
Uno de los pilares de la inteligencia emocional es el sentir las emociones, por lo que la ayuda profesional es indispensable para aprender a darle la importancia que merece a su gestión, alcanzar el bienestar integral y vivir una vida plena y feliz.
En Anna Gil psicoterapia se entiende lo relevante que es la gestión emocional para el ser humano. Por ello, se ha dedicado a acompañar a sus clientes en su proceso de liberación de cargas emocionales, para recuperar el bienestar emocional y lograr una mejor calidad de vida.