jueves, diciembre 12, 2024

La dicotomía psicológica; ‘me conformo o no me conformo’, por la psicóloga coach Eva Gómez

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En el intrincado laberinto de la psicología individual, las personas se encuentran con un dilema que afecta profundamente sus vidas: la actitud hacia la conformidad. En este artículo, se explorará la dicotomía entre la conformidad y el inconformismo, analizando sus implicaciones psicológicas y cómo estas actitudes impactan en la forma en la que se experimenta el mundo y se forjan las identidades.

La comodidad de la conformidad

La tendencia a conformarse es una característica inherente a la condición humana. Desde temprana edad, se aprende a seguir normas y expectativas sociales para ser aceptados y evitar conflictos. Este impulso hacia la conformidad se origina en la necesidad de pertenencia y seguridad emocional.

“Adaptarse, ser flexible, aceptar desde la serenidad son aspectos fundamentales de este lado de la balanza. Aprender a ajustarse a lo establecido, aceptar que las cosas no son siempre como queremos y saber sacar lo mejor de cada situación es un arte”, comenta la psicóloga coach de Barcelona Eva Gómez Coloma.

La conformidad, cuando es saludable, puede proporcionar estabilidad emocional y cohesión grupal. Sin embargo, ¿qué sucede cuando las personas se conforman en exceso, cuando aceptan situaciones que no les benefician o les limitan? Este comportamiento puede llevar a la complacencia, frenando el crecimiento personal y la búsqueda de metas más ambiciosas.

El riesgo de la complacencia

A menudo, el conformismo excesivo se manifiesta en la aceptación de circunstancias que podrían modificarse. Las personas que adoptan la mentalidad de «me conformo» pueden encontrarse atrapadas en la rutina, resistiéndose al cambio y limitándose a sí mismas. Esta actitud puede generar una sensación de seguridad aparente, pero a largo plazo, puede dar lugar a arrepentirse y una vida poco satisfactoria.

La búsqueda incesante de la mejora personal

En el otro extremo del espectro, encontramos a aquellos que adoptan la postura de «No Me Conformo». Estas personas buscan constantemente la mejora personal, desafiándose a sí mismas y a las circunstancias que las rodean. Este enfoque puede ser positivo, ya que impulsa el crecimiento, la innovación y la superación de obstáculos.

Sin embargo, la constante insatisfacción puede llevar a la ansiedad y a la sensación de nunca alcanzar la plenitud. La búsqueda incesante de la perfección puede generar un estrés crónico y desencadenar problemas de salud mental. Es crucial encontrar un equilibrio entre la ambición y la aceptación para mantener una salud psicológica óptima.

Promover el cambio, declarar límites de aquello que no quiere una persona, resistir a la influencia social cuando las opiniones y comportamientos son contrarios a los del grupo. «Esta resistencia impulsada por el deseo de mantener la independencia, es la semilla del cambio, el progreso, la innovación y la creatividad», añade la psicóloga coach Eva Gómez.

El equilibrio y el balance son la fórmula

En el corazón de esta dicotomía, se encuentra la necesidad de encontrar un equilibrio saludable entre la conformidad y la búsqueda constante de mejora. La psicología del equilibrio sugiere que la aceptación consciente de ciertos aspectos de las vidas, combinada con un impulso estratégico hacia la mejora, puede conducir a una vida más plena y satisfactoria.

Aceptar las limitaciones y aprendizajes del pasado no implica resignación; más bien, representa una base sólida desde la cual se puede construir el futuro. 

El papel de la autoevaluación

La autoevaluación reflexiva juega un papel fundamental en este proceso. Aquellos que se conforman deben cuestionarse si están sacrificando su potencial por la seguridad percibida, mientras que aquellos que no se conforman deben reflexionar sobre la salud de su búsqueda constante de “perfección”.

La autoevaluación también implica la exploración de metas y valores personales. «¿Estamos persiguiendo nuestras aspiraciones por auténtico deseo o debido a expectativas externas? La respuesta a esta pregunta puede ser esencial para determinar si estamos viviendo una vida significativa y auténtica», comenta Eva.

Conclusiones: el arte de vivir en equilibrio

En última instancia, la dicotomía entre «me conformo» y «no me conformo» en la psicología individual no es una elección binaria, sino una paleta de colores donde la moderación y la sabiduría desempeñan un papel crucial. Encontrar un equilibrio entre la aceptación y la búsqueda de mejora personal permite vivir una vida plena y satisfactoria.

La reflexión consciente sobre la actitud hacia la conformidad, combinada con la autoevaluación constante, puede ser el camino hacia una psicología individual equilibrada. Al abrazar la complejidad de las emociones y aspiraciones, es posible avanzar hacia una vida que refleje la autenticidad, la plenitud y la búsqueda continua de un «yo» mejorado.

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