El aceite de oliva virgen extra es un ingrediente esencial en la dieta mediterránea y está considerado como un verdadero bálsamo para la salud por sus propiedades beneficiosas para el corazón.
Es rico en grasas monoinsaturadas y sus polifenoles dilatan las arterias y ayudan a reducir la presión sanguínea. También contiene vitaminas y antioxidantes que ayudan a reducir el colesterol.
Muchos son los que se preocupan por su alimentación y salud, quieren asegurarse la compra de un buen aceite de oliva virgen extra, desconfiando de algunas ofertas en los supermercados de dudoso origen nacional o de la venta en mercadillos y en mezclas con pocos controles de su pureza ni caducidad.
Para estar seguros de que el aceite cumple la calidad deseada, lo mejor es dirigirse directamente a los productores, es decir, a las almazaras, molinos de aceite muy abundantes en las zonas oleícolas, donde se puede ver in situ como se elabora este preciado oro líquido. Allí, se puede degustar y escoger el tipo de aceite y los envases. Actualmente, la facilidad del transporte hace más fácil su compra si no se puede ir hasta el lugar de origen y lo llevarán a domicilio.
En L’Espluga Calba elaboran un aceite de oliva virgen extra cien por cien de aceitunas arbequinas, de pequeño tamaño e intenso sabor que, recogidas en el campo en su mejor punto de maduración, se lavan para quitar hojas e impurezas y se prensan inmediatamente en sus instalaciones. El aceite que se obtiene está reconocido por la Denominación de Origen Les Garrigues y es uno de los mejores tanto por sus propiedades saludables como por su delicioso sabor, por lo cual ha estado premiado en diversas ocasiones.
El pequeño pueblo, de unos 300 habitantes, es como una gran familia que fundó a mediados del siglo pasado la Cooperativa Espluguense para unir a todos los agricultores en la producción y comercialización de su aceite. En la visita a la cooperativa, se pueden ver tanto las antiguas máquinas históricas, donde antaño se prensaban las olivas, como la actual maquinaria moderna que permite una rápida e higiénica elaboración en frío sin perder sus cualidades.
En la zona, los olivos, algunos de ellos centenarios, crecen lejos de zonas industriales, en plena naturaleza, en un entorno muy rico en biodiversidad, en terrenos montañosos de sustrato calcáreo y rodeados de bosques de pinos y matorrales con plantas aromáticas como el romero y el tomillo que aportan sus matices aromáticos al aceite. El clima es contrastado, muy cálido en verano y frío en invierno y así los frutos salen con un potente sabor. Este año, debido a la sequía y las altas temperaturas, ha habido una cosecha inferior a la esperada y por eso se ha ajustado el precio para que puedan ganarse la vida sin abusar y todo el que quiera un buen aceite pueda permitírselo, ayudando así a la continuidad de una agricultura familiar y sostenible.