jueves, diciembre 12, 2024

‘Baños de Consciencia’, un libro que propone abandonar los automatismos y cultivar la reflexión y el bienestar emocional

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La práctica de la conciencia es un elemento propio e inherente a los seres humanos, capaz de regular los diversos aspectos cognitivos, conductuales y emocionales. Con la información de lo que sucede dentro y fuera de su organismo, y con el conocimiento moral de lo que está bien o está mal, la persona es capaz de examinar sus pensamientos, sentimientos y actos, de ubicarse en el entorno externo y asumir posturas, obrando conforme a lo que se conoce como “usos y costumbres”.

Sin embargo, existe otro concepto con una visión aún más amplia, como consciencia, que implica una mayor comprensión y una percepción profunda del impacto que el pensar, sentir y hacer produce en el obrar cotidiano; además de la capacidad de reconocer la realidad y de relacionarse con los fenómenos que circundan a cada individuo. Es aquí donde se enfoca “Baños de Consciencia”, el libro del profesor y licenciado en Psicología, Juan Manuel Prat, quien propone a las personas abandonar “el modo automático” que impone la vida diaria y observar las motivaciones profundas que guían a las conductas.

Este profesional argentino especializado en terapia gestáltica, abordaje de trauma EMDR, PNL, Eneagrama, Coaching y Medicina Antroposófica recientemente presentó su obra en su país y busca explorar el mercado internacional con análisis y prácticas que invitan a la reflexión y al bienestar emocional. A continuación, Prat expone los objetivos, temáticas y fines que guían a esta propuesta de lectura edificante para el alma.

¿Qué te ha inspirado a escribir “Baños de Consciencia” y por qué has escogido ese título?

En principio, lo que más me inspiro fue el deseo de hacerle bien a las personas desde mis conocimientos y vivencias. 

Antes de que “Baños de consciencia” sea un libro era un espacio terapéutico donde proponía reflexiones y ejercicios con el objetivo de que cada participante pueda sumergirse en una introspección profunda y así, identificar los acostumbramientos que en su forma de ser le generan malestar y bienestar. En resumen, “Baños de consciencia” es una invitación a observarse de forma relajada.  

¿A qué público buscas llegar con este libro? ¿Las diversas temáticas que se abordan están relacionadas con lo que recoges como profesional en los procesos terapéuticos?

Cómo es un libro de psicología popular y de autoayuda, está destinado a cualquier persona que se encuentre en un proceso de autoconocimiento o quiera iniciar este camino. Cada una de las reflexiones que comparto en el libro las recogí de los procesos psicoterapéuticos que acompaño, de las intervenciones institucionales que realizo, de los cursos que brindo, de lo que en mi vida personal voy transitando y de los vínculos sociales que me enseñan día a día. 

Según la introducción del libro, haces mucho énfasis en la emoción y su vínculo cercano con el aprendizaje. ¿En qué ejemplos concretos una persona que se emociona, aprende?

Aprender algo implica también recordarlo y, si nos ponemos a hacer memoria, nos daremos cuenta de que en nuestro interior alojamos un sinfín de recuerdos que emocionalmente están vivos. Recordamos hazañas con amigos, festejos de cumpleaños, profesores de la escuela con los que tuvimos encuentros y desencuentros y todo eso fue influyendo en nuestra forma de pensar, sentir y hacer.  

Hemos visto que “Baños de Consciencia” no persigue un esquema de lectura lineal, por lo que cada lector puede obviar el orden presentado. ¿Qué buscas con ello?

Lo que busco es que algunos de los tantos escritos sincronicen con el presente del lector y le aporten una perspectiva alentadora. Para que ello suceda, entiendo que es necesario que nuestras energías se encuentren. Por eso, la propuesta es que se abra el libro en un apartado al azar y esa es una decisión que ejecuta cada persona.  

Hay dos capítulos que, de algún modo, definen a los parámetros con los que hoy se guía el mundo moderno: el tiempo y dinero. ¿Por qué las personas viven como si el tiempo escaseara?, ¿y cómo abandonar esa percepción del dinero como escenario central de varias conversaciones?

Creo que vivimos cómo si el tiempo escaseara porque se nos está proponiendo la cultura de lo efímero donde todo dura menos de lo que sería “normal”, ya sea porque se aceleran etapas o porque se interrumpe rápidamente la evolución de un proceso. Esto genera que nos devoremos los momentos al punto tal de ni siquiera recordarlos. 

Con respecto al dinero creo que debemos reformular el concepto de riqueza para entender que las posesiones materiales no garantizan que uno se sienta abundante. Estamos perdiendo el contacto con nuestra interioridad y vamos siendo cada vez más dependientes de la exterioridad y, así, es más importante parecer que ser. Por eso, nuestras conversaciones se vuelven monótonas y predecibles.

¿Por qué crees que hay personas que no se permiten reír y desdramatizar muchas de las cuestiones que les rodean en su entorno?

Porque justamente se toman la vida muy en serio y cualquier mínimo problema que atraviesan pareciera ser de vida o muerte. Por consecuencia, esto genera una tensión constante en el organismo acompañado de una predisposición a enfermar y a cometer accidentes. Es curioso porque nos quejamos por quejar, sin embargo, no nos reímos por reír. 

Reírse es una experiencia corporal completa, en la que todos nuestros órganos participan en forma activa, descargan tensiones y recargan energía. Para reír, no es necesario tener un justificativo, sino, tan solo autorizarnos a hacerlo siendo entendidos de que es un fin en sí mismo. 

En medio de la vorágine actual que se vive, donde a veces pareciera que existen pocos resquicios para cultivar el bienestar personal y salir del estrés, ¿cómo es posible ejecutar una “construcción diaria” de la paz, o bien, “interrumpirse para encontrarse”?

Cómo dice un viejo dicho “hacer una cosa a la vez”, se sobrevalora el “multitasking” y terminamos siendo un pulpo queriendo estar en todos lados y en verdad no estamos en ninguno.  

La felicidad, ¿es una ilusión, una decisión personal, una elección?, ¿cómo la definirías?

La definiría como un proceso personal donde uno va descubriendo como ser feliz. No la veo cómo algo que por definición viene de afuera, de hecho esto nos puede generar mucha confusión y frustración. Estar en el aquí y el ahora es un requisito para darnos cuenta de las pequeñas cosas que nutren nuestra felicidad. Recibir un abrazo, mirar un atardecer, compartir con la familia y hacer servicio pueden ser ladrillos de tu felicidad que maduran la idea de que ser feliz es una construcción diaria. 

Otro capítulo que llama la atención es el de “Tengo todo para disfrutar y no disfruto”, ¿qué papel cumple aquí el exceso de pensamiento de futuro como condicionante de la vivencia presente?

El papel que cumple es que podemos terminar por creer que es más importante lo que está por venir que lo que está pasando y, de esta forma, recién valoramos algo cuando se encuentra en ausencia. Valoramos la salud cuando no la tenemos, valoramos un techo cuando no lo tenemos, valoramos la familia cuando no la tenemos. Estar en el presente es concebir que cada momento es sagrado.  

Por último, dentro de las múltiples actividades prácticas que propones en tu libro, ¿qué actividad podrías recomendarle al público para motorizar sus vidas?

Les propondría que se dirijan un simple pregunta: ¿Qué me da vida? Es decir, que identifiquen que cosas les da vitalidad y que por falta de tiempo o por tener otras prioridades se dejan de lado. Creo que, para estar bien, no se trata de descubrir información que no sabemos, sino tomar en serio lo que ya sabemos. Sí hacer deporte, tomar agua, descansar, viajar, etcétera, te hace bien, ¿por qué no lo haces? 

“Baños de Consciencia” es mucho más que un simple tránsito al ámbito terapéutico de la autoayuda y la psicología popular. Se trata de un abordaje holístico y espiritual que procura ahondar en las polaridades de cada personalidad y así extraer los diversos fenómenos que acontecen en la experiencia humana, bajo una perspectiva constructiva y orientada a su bienestar. En definitiva, como bien define su autor Juan Manuel Prat en las primeras páginas del libro, esta obra es una invitación a la introspección y un “aporte a la humanidad”.

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