viernes, agosto 22, 2025

El nuevo concepto de lujo inmobiliario en España no se exhibe, se percibe y se disfruta

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Durante décadas, el lujo inmobiliario en España, y en particular en la Costa del Sol, se asoció a villas señoriales, jardines exuberantes y una estética clásica que evocaba el glamour mediterráneo de otros tiempos. Sin embargo, esa imagen ha quedado atrás. Hoy, el comprador de alta gama busca algo muy distinto: una forma de vivir más conectada con el entorno, con el diseño contemporáneo, la sostenibilidad y la tecnología. Una transformación silenciosa, pero profunda, que ha cambiado para siempre la fisonomía del sector residencial de lujo.

Los nuevos desarrollos en enclaves como Marbella, Estepona o Málaga capital ya no apuestan por la ostentación, sino por la elegancia sobria, el confort inteligente y una fuerte conciencia medioambiental. “El comprador —en su mayoría internacional, de perfil cosmopolita y alto poder adquisitivo— exige ahora viviendas de diseño actual, amplios ventanales, integración con el paisaje y materiales nobles como piedra natural, madera tratada o acero corten”, destaca Alfonso Haro, director de obra nueva y suelo de GILMAR en Andalucía.

A esto se suma un interés creciente por las certificaciones energéticas, los sistemas de climatización por aerotermia o la domótica integral, que permiten controlar desde el móvil la temperatura, la luz, la seguridad o incluso el consumo de agua. Se busca no solo bienestar, sino también eficiencia y respeto por el entorno.

Menos metros, más experiencia

Otro cambio clave es la redefinición del espacio. El lujo ya no se mide en metros cuadrados, sino en cómo se vive cada metro. “Las nuevas promociones priorizan distribuciones inteligentes, terrazas generosas, espacios abiertos, zonas comunes de calidad y servicios que transforman una vivienda en un club privado”, añade Haro.

Los áticos dúplex con piscina privada, los apartamentos con vistas al mar o los bajos con jardines privados conviven hoy con áreas compartidas que incluyen gimnasios de última generación, piscinas infinity, spa, zonas wellness, espacios de coworking o conserjería 24 horas. No se trata solo de vivir, sino de vivir bien. Con privacidad, pero también con comunidad.

En esta nueva etapa, la ubicación sigue siendo determinante, pero con un matiz esencial: la proximidad a servicios y el equilibrio entre naturaleza y vida urbana. Barrios como El Limonar en Málaga o la Nueva Milla de Oro en Estepona están ganando protagonismo por su capacidad de ofrecer tranquilidad, vistas al mar, acceso a colegios, centros médicos, restauración y, por supuesto, el aeropuerto a menos de una hora.

Ya no se buscan grandes fincas en urbanizaciones aisladas, sino viviendas bien conectadas, con estilo propio, cerca del mar y de la cultura local. La Costa del Sol, con más de 300 días de sol al año, sigue siendo un destino privilegiado, pero ahora se vive de una forma más contemporánea y consciente.

La nueva filosofía en cuatro propuestas

Gilmar, firma de referencia en el sector residencial de alta gama, ha sabido interpretar este cambio con acierto. Sus promociones más recientes en la Costa del Sol reflejan con claridad las nuevas claves del lujo.

Be Grand El Limonar, en Málaga capital, es un claro ejemplo de cómo integrar patrimonio y modernidad. El conjunto, formado por solo 18 viviendas exclusivas, combina la rehabilitación de edificios históricos con arquitectura de nueva planta, todo ello a escasos metros de la playa. Con dos piscinas panorámicas, gimnasio, rooftop, zonas chill out y garajes con carga eléctrica, es una propuesta pensada para un comprador exigente que busca vivir en el corazón de la ciudad sin renunciar a la calma y la privacidad.

En Balcón del Mediterráneo, en la codiciada Nueva Milla de Oro de Estepona, el concepto de vivir frente al mar se lleva a su máxima expresión. Viviendas de diseño moderno, de tres a cinco dormitorios, terrazas amplias, vistas al Mediterráneo y zonas comunes de primer nivel. Una promoción que ofrece tanto espacio como intimidad, con todas las prestaciones tecnológicas y de seguridad que hoy exige el comprador internacional.

Casares Bay, por su parte, representa la escala humana del lujo. Un desarrollo de solo nueve viviendas, con vistas al mar y al golf, rodeado de naturaleza y con una arquitectura sobria, limpia y perfectamente integrada en el paisaje. Ideal para quienes buscan exclusividad, tranquilidad y un entorno auténtico.

Este nuevo enfoque del lujo inmobiliario no es una moda pasajera. Responde a un cambio profundo en las prioridades de quienes invierten en la Costa del Sol: calidad frente a cantidad, diseño frente a artificio, sostenibilidad frente a exceso.

El comprador actual no solo busca una propiedad, sino un estilo de vida. Y en esa búsqueda, la Costa del Sol ha sabido reinventarse como uno de los destinos más deseados de Europa. No solo por su clima, su gastronomía o su oferta cultural, sino por ofrecer una forma de vivir donde el lujo ya no es lo que se ve, sino lo que se siente.

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