Hasta hace poco, la mayoría de los inversores latinoamericanos que compraban propiedades en España centraban su interés en el centro de Madrid. Sin embargo, la tendencia está cambiando. Cada vez más compradores de países como México, Colombia, Argentina y Chile están descubriendo las ventajas de complementar su inversión en la capital con una residencia en la Costa del Sol, un destino que combina rentabilidad y calidad de vida.
Según datos del sector, la inversión inmobiliaria en la Costa del Sol superó los 3.200 millones de euros en el último año, con un crecimiento del 20% en la compraventa de viviendas de lujo. Marbella, Estepona y Benahavís encabezan la lista de municipios más demandados, atrayendo a compradores de alto poder adquisitivo. “El inversor latinoamericano ha pasado de buscar exclusivamente propiedades en el centro de Madrid a diversificar su inversión. Ahora quieren un apartamento en la capital, pero también una casa en la costa, donde puedan disfrutar de largas temporadas o incluso plantearse una residencia más permanente”, explica Rebeca Caballero, directora del departamento internacional de Gilmar Consulting Inmobiliario.
El atractivo de la Costa del Sol va más allá de su mercado inmobiliario. Con más de 300 días de sol al año, playas reconocidas a nivel internacional, campos de golf de prestigio y una oferta gastronómica y cultural en constante evolución, este enclave mediterráneo se ha consolidado como un destino de referencia por la calidad de vida que ofrece.
El turismo residencial es uno de los factores que explican el crecimiento de este mercado. Según la Junta de Andalucía, más del 30% las compras de viviendas en la región son realizadas por extranjeros. En los últimos años, al interés tradicional de británicos y alemanes se ha sumado con fuerza la demanda de compradores procedentes de Estados Unidos y América Latina. “El perfil del inversor latinoamericano es muy variado. Algunos buscan una segunda residencia para sus vacaciones, mientras que otros ven en la Costa del Sol una oportunidad de inversión en el mercado de alquiler de lujo, que ha aumentado su rentabilidad en un 7% en el último año”, señala Caballero.
Las infraestructuras y la conectividad han jugado un papel clave en este fenómeno. El aeropuerto de Málaga ofrece conexiones directas con mercados estratégicos, y la red de trenes de alta velocidad permite llegar a Madrid en apenas dos horas y media. Esto facilita que muchas familias latinoamericanas puedan combinar su estancia entre la capital española y su residencia en la costa.
Entre las promociones más atractivas para los inversores destacan proyectos como Balcón del Mediterráneo, en la Nueva Milla de Oro de Estepona, donde se ofrecen viviendas con vistas panorámicas al mar, o Portamare, en el corazón de Estepona, a pocos metros de la playa y el puerto. “Estamos viendo un gran interés por propiedades con altos estándares de calidad, bien ubicadas y con servicios que permitan disfrutar del estilo de vida mediterráneo sin renunciar al confort”, apunta Caballero.
Para los inversores latinoamericanos, contar con una inmobiliaria de confianza es esencial para garantizar una compra segura y adaptada a sus necesidades. Con más de 40 años de experiencia en el sector, Gilmar Consulting Inmobiliario ofrece asesoramiento especializado, acceso a oportunidades exclusivas y un profundo conocimiento del mercado inmobiliario en la Costa del Sol. “Invertir en esta región no solo significa adquirir una propiedad en un destino privilegiado, sino también una apuesta segura por la revalorización y la estabilidad”, concluye Caballero.
El interés de los inversores latinoamericanos en la Costa del Sol es una tendencia en auge. Lo que antes era solo una opción para europeos se ha convertido en una alternativa cada vez más valorada por quienes buscan combinar inversión y calidad de vida en uno de los enclaves más dinámicos del Mediterráneo.
