A medida que avanza la tecnología y con ello la incesante búsqueda por simplificar tareas de gran complejidad, es posible notar cómo la sociedad ve con buenos ojos y celebra la invención de cada vez más herramientas tecnológicas y digitales, presentadas como solución a múltiples problemas, tanto técnicos como medioambientales.
Por otro lado, hay quienes observan con preocupación la enorme influencia que ejerce el desarrollo tecnológico en todos los aspectos de la vida. Así lo explica para Spanish Revolution el escritor y profesor titular de filosofía moral en la UAM, Jorge Riechmann, quien denomina a este fenómeno como tecnolatría, o la creencia de que la tecnología es capaz de resolver todos los problemas que afectan a la sociedad.
La tecnolatría o adoración a la tecnología
De acuerdo con lo explicado por Riechmann en una entrevista en el programa diario de Spanish Revolution HECD (Hasta el c*** de…), presentado por la periodista Marina Lobo, el fantasma de la tecnolatría representa una amenaza al presente y compromete el futuro de la humanidad, donde se manifiesta que el problema no es la tecnología en sí, sino la idolatría al pensar que en ella se encontrará la solución a todos los problemas que acechan a la sociedad, incluyendo los climáticos, sustituyendo lo natural por lo tecnológico.
A su juicio, la ayuda de la tecnología indiscutiblemente es necesaria como alternativa, pero no como forma de vida, ya que utilizada de forma incorrecta puede atrofiar capacidades cognitivas y emocionales, lo comunicativo y lo analítico, por lo que puede ser un complemento pero no la sustitución del futuro de la sociedad.
El medioambiente y la tecnolatría
Desde el punto de vista de la sostenibilidad, en los últimos años la sociedad ha buscado desarrollar e implementar métodos enfocados en continuar con un estilo de vida cómodo y eficaz, pero con procedimientos cada vez más respetuosos con el medioambiente, sin incurrir en el agotamiento de recursos.
Aun así, dejar el problema del cambio climático en manos de la tecnolatría podría suponer un gran riesgo para la humanidad, sostiene Riechmann. Específicamente, apunta que no será posible para la tecnología prevenir el deterioro del medioambiente o la pobreza continuada en gran parte del mundo.
Por el contrario, explica que es necesario un trabajo en conjunto donde la tecnología y el progreso de la humanidad vayan de la mano, en un contexto en el que la población tome conciencia sobre la importancia de la conservación de la naturaleza o el enriquecimiento intelectual, que habría sido apartado hacia un lado al darle prioridad a la tecnología, antes que a la adquisición de conocimientos científicos.