El tradicional concepto de “antirrobo” ha experimentado una transformación profunda. Lo que antes se limitaba a cerraduras físicas, llaves mecánicas y el clásico bombín de arranque, ahora abarca también sistemas de autenticación digital, control de accesos remotos, gestión de software y protección frente a ciberataques. Este cambio responde a una realidad cada vez más conectada, en la que los vehículos incorporan tecnologías que requieren protección tanto física como digital.
Según informan desde EGINER, desde julio de 2024, todos los vehículos nuevos vendidos en la Unión Europea deben cumplir con las normativas de ciberseguridad UN R155, que regula el sistema de gestión de ciberseguridad, y UN R156, centrada en la gestión de actualizaciones de software y procesos OTA (over the air). Estas regulaciones marcan un antes y un después para fabricantes, talleres y distribuidores de componentes, que deben adaptar sus procesos a un nuevo escenario donde el riesgo de manipulación ya no es solo mecánico, sino también informático.
Del bombín de arranque a los sistemas inteligentes de protección
Durante décadas, el bombín de arranque ha sido un componente clave en la seguridad del vehículo, al actuar como primera barrera frente al acceso no autorizado. A día de hoy, sigue siendo fundamental en numerosos modelos, especialmente en los sistemas analógicos o semi-electrónicos, donde aún se utilizan llaves físicas con codificación.
Sin embargo, con la progresiva incorporación de llaves inteligentes, unidades de control electrónico (ECU) y funciones OTA, el bombín ha cedido parte de su protagonismo a tecnologías que exigen un enfoque más amplio en términos de protección. El concepto de seguridad ha evolucionado para integrar no solo la mecánica, sino también el software, las comunicaciones inalámbricas y los sistemas de identificación digital. Esto implica que un fallo en la protección del software puede poner en riesgo tanto el vehículo como los datos del usuario.
La sustitución o manipulación de un componente aparentemente básico, como el bombín de arranque, puede suponer de procedimientos de diagnóstico, codificación y trazabilidad. En este contexto, proveedores como EGINER se han adaptado ofreciendo recambios que cumplen con las exigencias técnicas actuales, así como asesoramiento específico sobre compatibilidad electrónica.
La normativa de ciberseguridad redefine el trabajo en el taller
Las exigencias del reglamento UN R155, ya aplicable a vehículos de nueva homologación desde julio de 2022, se han extendido en 2025 también a vehículos de la categoría L (motocicletas y cuadriciclos), con un calendario escalonado: 11 de diciembre de 2027 para nuevos tipos y 11 de junio de 2029 para modelos existentes. Esto obliga a fabricantes y servicios técnicos a establecer sistemas documentados de gestión de ciberseguridad, tanto en producción como en postventa.
En consecuencia, en los talleres mecánicos, el término “antirrobo” ha dejado de limitarse a cerraduras, bombines o llaves. Ahora incluye protocolos de autenticación electrónica, validación de software, control de accesos y seguimiento de intervenciones técnicas mediante herramientas de diagnóstico digital. La manipulación de un sistema de arranque o de acceso requiere procedimientos certificados, con identificación de operarios, trazabilidad del firmware y control anti-manipulación.
EGINER, como plataforma especializada en recambios electrónicos y mecánicos para la cerrajería de automoción, responde a esta nueva realidad ofreciendo no solo productos como el bombín de arranque, sino también soluciones que permiten a los profesionales adaptarse a una automoción que combina seguridad física y digital.