Detectar un riñón dilatado en bebés/niños puede ser una experiencia angustiante para muchas familias, especialmente cuando aparece en una ecografía durante el embarazo. Esta situación, que recibe el nombre médico de hidronefrosis infantil, es más común de lo que parece y, en muchos casos, se resuelve sin necesidad de intervención.
Sin embargo, también puede ser el primer indicio de un problema en las vías urinarias del niño que requiere seguimiento médico o incluso cirugía. El Dr. Daniel Cabezalí, especialista en urología pediátrica en Madrid, explica que una evaluación adecuada permite diferenciar los casos leves, que tienden a corregirse solos, de aquellos que necesitan tratamiento.
Comprender de forma clara y cercana qué significa tener un “riñón dilatado” ayuda a tomar decisiones informadas desde el primer momento.
¿Por qué se dilata un riñón y cuándo es necesario intervenir?
El Dr. Daniel Cabezalí señala que el término médico hidronefrosis se refiere a la acumulación de orina dentro del riñón por algún tipo de dificultad en su drenaje. En los recién nacidos, la causa más frecuente es una inmadurez del sistema urinario, que en muchos casos se corrige de forma espontánea con el paso de los meses. Sin embargo, cuando esa dilatación se mantiene, puede estar asociada a otros problemas como una obstrucción de la vía urinaria o un reflujo vesicoureteral, es decir, el paso de orina hacia atrás desde la vejiga al riñón.
Gracias al uso rutinario de la ecografía prenatal, es posible detectar esta alteración desde el embarazo. Tras el nacimiento, se realiza una ecografía específica para valorar la situación y, en caso necesario, se completan los estudios con otras pruebas de imagen. Estos exámenes permiten conocer si la orina fluye correctamente, si hay daño en el tejido renal o si existe una anomalía estructural.
Cuando hay signos de pérdida de función o infección de orina, se valora un tratamiento de hidronefrosis individualizado. En los grados leves, se puede optar por observar la evolución con controles médicos. Pero si hay afectación significativa, el abordaje puede incluir una cirugía de riñón en niños, especialmente mediante técnicas mínimamente invasivas como la laparoscopia, que permiten una recuperación más rápida y sin cicatrices visibles.
Diagnóstico precoz y seguimiento, claves en la evolución
Según explica el Dr. Daniel Cabezalí, saber si un riñón dilatado en bebés/niños es grave dependerá del grado de afectación, de su evolución en el tiempo y de la causa que lo origine. Por ello, el seguimiento médico con especialistas en urología pediátrica resulta fundamental, incluso en aquellos casos en los que no es necesario intervenir de inmediato. Un control adecuado ayuda a detectar cualquier cambio en la función del riñón o la aparición de nuevas complicaciones.
Las pruebas habituales, como la ecografía, permiten observar si la dilatación mejora o empeora. En situaciones donde se sospecha reflujo vesicoureteral, puede ser necesario realizar una cistografía para comprobar si la orina vuelve hacia los riñones.
También se utiliza medicina nuclear para valorar el funcionamiento renal. Todas estas herramientas ayudan a decidir cuándo actuar y cuál es el mejor momento. Además, en niños con hidronefrosis infantil, es esencial vigilar si se repiten las infecciones urinarias. En estos casos, se recomienda una valoración especializada para evitar complicaciones a largo plazo.
El diagnóstico de dilatación renal en la infancia no siempre es sinónimo de gravedad. Identificarlo a tiempo y realizar un seguimiento adecuado permite evitar daños mayores y, si es necesario, aplicar un tratamiento eficaz.
El trabajo del Dr. Daniel Cabezalí en este ámbito destaca por su enfoque clínico claro y accesible, ofreciendo respuestas a una preocupación frecuente entre madres y padres.