El mercado inmobiliario madrileño se encuentra en una fase de notable actividad, impulsada tanto por la demanda nacional como por el interés creciente del comprador internacional. En este escenario, la figura del agente inmobiliario adquiere un papel cada vez más relevante, especialmente en operaciones que requieren un conocimiento profundo del entorno urbano, de la evolución del precio del suelo y de las necesidades del comprador contemporáneo. En este contexto, Max Fernández, agente inmobiliario en Madrid vinculado a la firma Soho Haus, comparte su experiencia en uno de los sectores más competitivos y cambiantes de la capital.
¿Cuál fue su motivación inicial para desarrollar su trayectoria profesional dentro del sector inmobiliario?
Siempre me ha apasionado el concepto de “habitar”, no solo desde lo arquitectónico, sino desde lo emocional. El sector inmobiliario me dio la oportunidad de combinar visión estratégica, relaciones humanas y cultura urbana. Ayudar a alguien a encontrar su lugar en el mundo —literalmente— es algo que nunca deja de motivarme.
Desde su experiencia, ¿cómo describiría el perfil del comprador medio en Madrid en la actualidad?
El comprador en Madrid hoy es más exigente, más informado y, sobre todo, más emocional. Busca inversión, sí, pero también estilo de vida. Quiere barrios con alma, viviendas con historia y, cada vez más, propiedades que hablen de sostenibilidad y autenticidad.
¿Qué zonas de la capital concentran actualmente una mayor demanda y por qué razones?
El Centro, La Latina, Chamberí o el Barrio de las Letras están en auge porque ofrecen lo que el comprador moderno valora: cultura, vida a pie de calle y carácter. Son zonas donde la vivienda no es solo un bien, sino una experiencia.
¿Qué importancia tienen hoy las herramientas tecnológicas en el desempeño de su labor como agente inmobiliario?
Fundamental. La tecnología no sustituye al agente, pero sí lo potencia. Gracias a ella optimizamos procesos, mejoramos la visibilidad de las propiedades y ofrecemos experiencias más transparentes y profesionales al cliente. Pero la conexión humana sigue siendo insustituible.
¿Cuáles considera que son los principales valores diferenciales que ofrece Soho Haus frente a otras agencias del mercado?
En Soho Haus no vendemos casas: creamos conexiones entre personas y espacios con historia. Seleccionamos, cuidamos la narrativa de cada propiedad y trabajamos con una discreción absoluta. Somos una agencia boutique porque no creemos en la masificación, sino en el detalle.
¿Qué tipo de propiedades están generando un mayor interés entre compradores e inversores?
Lo auténtico y con potencial. Viviendas reformadas con encanto en barrios históricos, áticos con terraza, y propiedades con buena ubicación para alquiler turístico o temporal. Todo lo que combine estilo de vida con rentabilidad tiene ahora una demanda creciente.
En un entorno urbano tan competitivo como el de Madrid, ¿Cuáles son los principales retos que enfrenta un profesional inmobiliario?
Diferenciarse en un mercado saturado, mantenerse actualizado en normativas y tendencias, y ofrecer valor real más allá del precio. En este sector, o tienes criterio y reputación, o eres uno más.
A la hora de vender un inmueble, ¿Qué errores suelen cometer con más frecuencia los propietarios particulares?
Sobrevalorar el precio, improvisar con las fotos y no filtrar a los compradores. Vender una casa no es solo publicarla: es saber contarla, saber cuándo mostrarla y, sobre todo, a quién. La primera impresión, hoy más que nunca, lo es todo.
¿Qué recomendaciones daría a quien se plantea realizar su primera inversión inmobiliaria en la capital?
Que no se deje llevar solo por el precio. Hay que mirar el entorno, el perfil de inquilino potencial, los gastos comunitarios y la revalorización futura. Y sobre todo: que se asesore bien. La diferencia entre una buena inversión y un error caro está en los detalles.
¿Cómo prevé la evolución del sector en los próximos años y qué papel cree que jugará la figura del agente en ese contexto?
El mercado se va a volver más sofisticado, más selectivo y más digital. Pero en ese contexto, el agente humano no desaparece: evoluciona. Será más asesor, más gestor de confianza y menos vendedor. El cliente querrá alguien que le acompañe, no que le presione.
Con una visión profesional respaldada por el conocimiento del mercado madrileño y una clara orientación al cliente, Max Fernández, agente inmobiliario en Madrid, representa un perfil de intermediación adaptado a las exigencias actuales. Su trabajo en Soho Haus confirma la importancia de un acompañamiento riguroso y personalizado en cada operación, en un entorno donde el valor añadido y la confianza son determinantes para el éxito.