Las tierras que dominan la banda del círculo polar ártico y que se encuentran bajo el peso del permafrost, hielo permanente, van perdiendo consistencia por la disminución de las precipitaciones y de una constante subida de las temperaturas que en definitiva provoca cambios de todo orden.
Sorprende leer que en territorios de la tundra rusa se producen incendios enormes que provocan a su vez la pérdida de masa forestal en grandes superficies, lugares que hasta hace poco sustentaban siete metros de hielo, en unas tierras que poco a poco van perdiendo sus condiciones de tierras árticas. Sin embargo, en los territorios de Yakutya se alcanzan temperaturas increíblemente bajas alcanzando los sesenta grados bajo cero y donde todo permanece helado durante los meses invernales. Allá en las laderas de Kamchatka los volcanes siguen escupiendo lava sin cesar, en un juego increíble de hielo y fuego donde los mosquitos prevalecen en verano y los osos en invierno y al mismo tiempo van rellenando kilómetros de costa y así ampliando territorio para regocijo de Mr. Putin.
Y mientras en las laderas de la península de Kamchatka se puede bañar en muchos lugares en aguas termales, en la península de Salehar, los Nennets se pelan de frío en sus Yurtas, arropados por las pieles del reno que protegen la arquitectura de sus tiendas así como la de sus cuerpos.
También impresiona ver en territorios del norte de Europa regiones que se tornan de color amarillo por falta de precipitaciones y gentes pensando en plantar viñedos para ahorrarse la importación y de tantos impuestos locales sobre el alcohol. Por otro lado, bajadas imprevistas de las temperaturas invernales hacen tiritar de frío a las poblaciones nórdicas. Al mismo tiempo las auroras boreales siguen adornando los cielos invernales, mostrando un juego rocambolesco de colores singulares
Allá en Alaska, a la salida del río Yukon, todavía se encuentra gente en busca de pepitas de oro que los paisanos de Jack London dejaron a su paso en la locura del preciado metal. Un millón de personas apiladas en la playa de diez Klmts cerca de la ciudad de Dome y en la cual Wyat Earp sacaba sus propios beneficios tirando de revolver.
En Nunabut territorio de los Inuit canadienses, los osos blancos merodean en los alrededores de las poblaciones en busca de sustento, ya que los hielos marinos pierden consistencia y no son los adecuados para la caza de las focas su principal sustento. En un futuro cercano veremos la hibridación de osos blancos y osos grizzlis que son los dueños y señores de los bosques árticos.
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